La falta de pago es el peor enemigo del sector eléctrico. Es un multiplicador de costos en todos los sentidos.
Si los usuarios no pagan la energía que usan, las finanzas de los distribuidores se resienten y al no poder pagar a los generadores, éstos también resultan perjudicados.
Si es el Gobierno el que se atrasa en el pago del subsidio o de la energía consumida por la administración pública, el efecto es similar porque obliga a los actores del mercado a financiar parte de sus operaciones con dinero prestado con carga de intereses.
Todo esto hace que el sector sea menos eficiente y la energía más costosa, aparte de que desestimula la inversión.
De ahí que la recuperación del sector eléctrico depende en gran medida de la eficiencia y puntualidad en las cobranzas.
No es que este aspecto administrativo sea la cura mágica de todos los males, pero no hay duda de que es la única garantía para estimular la inversión necesaria en actualización y conversión de plantas, mejora de la distribución y de los procesos administrativos.
La resistencia al pago y los atrasos dan lugar a interrupciones de servicio que pesan fuertemente sobre los costos de la industria y el comercio, que se ven obligados a abastecerse con plantas auxiliares generalmente de bajo rendimiento.
Y pesan también sobre la factura petrolera del país.
El cobro de la energía es parte de la médula de las necesidades del sector.
Si los usuarios no pagan la energía que usan, las finanzas de los distribuidores se resienten y al no poder pagar a los generadores, éstos también resultan perjudicados.
Si es el Gobierno el que se atrasa en el pago del subsidio o de la energía consumida por la administración pública, el efecto es similar porque obliga a los actores del mercado a financiar parte de sus operaciones con dinero prestado con carga de intereses.
Todo esto hace que el sector sea menos eficiente y la energía más costosa, aparte de que desestimula la inversión.
De ahí que la recuperación del sector eléctrico depende en gran medida de la eficiencia y puntualidad en las cobranzas.
No es que este aspecto administrativo sea la cura mágica de todos los males, pero no hay duda de que es la única garantía para estimular la inversión necesaria en actualización y conversión de plantas, mejora de la distribución y de los procesos administrativos.
La resistencia al pago y los atrasos dan lugar a interrupciones de servicio que pesan fuertemente sobre los costos de la industria y el comercio, que se ven obligados a abastecerse con plantas auxiliares generalmente de bajo rendimiento.
Y pesan también sobre la factura petrolera del país.
El cobro de la energía es parte de la médula de las necesidades del sector.
No hay comentarios:
Publicar un comentario