viernes, 21 de agosto de 2009

LA GRAN EXCUSA.


La crisis global es excusa perfecta para justificar los errores locales. La resaca de nuestra economía, no lo duden, la generó más los excesos de aquí que las penurias de allá.

Los principios de una sana administración no son cumplidos en el país, por eso no basta que se apruebe reforma tras reforma de los impuestos.

La magnanimidad financiera de las autoridades deshace con el despilfarro el esfuerzo recaudador.

Los pesos no rinden por el peso de los gastos. El Gobierno pasó en un año de millonario a mendigo. Eso nos lleva a andar de limosna en las esquinas internacionales.

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